lunes, 22 de agosto de 2016

La pareja presidencial y la gente



Aunque su discurso es amable, sonriente y lleno de triunfos, la pareja presidencial no puede ocultar el deje de desprecio hacia la gente. Si solo habla de logros, de realidades idílicas y de paisajes y videos de ensueño, significa que la angustia y zozobra de la gente es lo que menos importa.

Por mucho que se muestre una imagen de dicha y vida mejor, el deprecio por los hondureños y las hondureñas brota hasta con naturalidad. Así sucedió con un reciente video que se divulgó de la esposa del presidente cuando se refirió a los migrantes. Una vez que se salen del guión prefabricado, las barbaridades les brotan a borbotones.
Para muestras, dos botones. En 2014, en el marco de promover los megaparque, Juan Orlando Hernández afirmó sin el menor empacho, y citamos “muchos de estos niños de lugares tan populosos donde vive gente luchadora no van a tener que comprar un boleto para ir a Disney, porque no hay forma, pero van a tener ahí en su barrio cosas que solo se miran en otros países, ese es un gran salto para reducir las desigualdades en Honduras”, hasta aquí la cita.

En 2016, la primera dama, Doña Ana García de Hernández aprovechó la celebración del Mes de Prevención de la Migración, impulsada por el gobierno, para ponerse como ejemplo de “buenas practicas” para viajar por el mundo; primero, confesó a la audiencia que ahorita le ha tocado viajar mucho, a diferentes lugares del mundo, y luego se despachó a lo grande con la siguiente afirmación, y citamos: “Mi hija se acaba de graduar y yo la voy a mandar  junto con Juan Orlando a que estudie fuera, pero no la voy a mandar con un coyote, eso no lo haría nunca, ella va de manera regular”.

Preguntamos al presidente y a la primera dama ¿Cuántos niños y niñas de barrios populosos van de vacaciones a Disney? ¿Cuántos niños de nuestros barrios se han ido con visa y en avión para los Estados Unidos? ¿Cuántos jóvenes se van a estudiar de manera regular a las universidades de Estados Unidos? ¿Cuántos hondureños tienen casa en Miami para ir de vacaciones? ¿Será que con media docena de megaparques se va a enfrentar la bestial desigualdad catracha?

Mientras esperamos la respuesta de la pareja presidencial, les recordamos que de los 12 mil niños hondureños que emigraron el presente año, ninguno se fue con coyote por el gusto de aventurarse en los desiertos, o porque les emociona treparse para gritar de alegría mientras van subidos en la “bestia”, o porque les guste jugar a ladrones y policías con la policía migratoria mejicana y gringa. Para toda esta población, los coyotes son su única opción.

El desprecio de la pareja presidencial por los migrantes, solo es la punta de la madeja de un problema más profundo. Las cúpulas políticas y empresariales del país expresan el mismo desprecio por la gente con todas las leyes que provocan despojos de la gente de sus territorios o bajos salarios y pérdida de derechos laborales. El desprecio no es algo añadido. Es un rasgo esencial de la concepción racista y colonizadora que caracteriza a nuestras élites.

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